viernes, noviembre 10, 2006

de Lenguas Muertas

LEVEN ANCLAS

Vi aquello de nuevo.
AQUELLO.
Tengo miedo de admitir
que su nombre nunca volverá a ser cierto.
Aquello que se fue sin huella.
Aquello que es recuerdo
que también me abandona.
Tengo miedo de saber lo que es.
De su ceguera.
De mis ojos de lince herido;
de cazador que teme a la presa;
de presa orgullosa de ser presa.
Prometono oponer ninguna resistencia.
Prometo irme lejos de la sombra
aunque duela tanta luz.
Porque aquello
pareció adivinarse
como un reflejo dentro
de algo que pude ser.
Si no fuera porque el dolor contagia
y mis dedos de puntas cortadasa
cuchillan cada puerta
podría escapar de mi
y aquello sería aquí y ahora,
o para siempre
,dure lo que dure lo invisible.
Creo que me llevé lo peor de todo esto.
De nuevo mi sombra
se burla de la gente que quiero.
No importan los argumentos,
la razón ya no asiste
cuando cierran las ventanas.
Aquello se ramifica.
Vuelve su rostro a las estrellas
y canta la misma melodía
que todos los días
levanta su muro impenetrable.
Mientras tanto,
me pierdo entre aquellos
que se parecen a lo que olvido.
Aquellos que sólo recuerdo
cuando todo olvido es completo.
Aquello pasó
sin que el cielo se hiciera más grande
ni más frecuente el odio en los callejones.
Sangre en las nubes de trapo.
Ángeles fumándose las alas.
Sé que mi sentimiento
afecto a todo tipo de parálisis
suele ser o no ser,
con su culpa testimonial
o su redención mortificante.
Ser y no ser: Omnipresente
aunque los pies no toquen tierra,
ausente cuando realmente importa.
Aquello fue hace unas horas,
incalculables para quien desconfía
de sus propias cenizas.
Aquello,con las ventanas abiertas
y el Sol bajo la almohada
escupe sus clavos de plata
en mi bandera sin nacimiento.
Reconozco cuando pierdo.
Mi sueño es sordo
y breve cuando calla.
Reconozco que todavía hoy
me queda una esperanza.
NN

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