Saludamos los 30 años que ha cumplido esta vieja -ya- revista catalana, surgida apenas muerto el franquismo. Dicen ellos:
En las páginas de El Viejo Topo, en sus libros y en su revista, tiene cabida todo aquello que inquiete, que inquiera, que incite a la reflexión y, como consecuencia, a la acción, en un mundo que no destaca precisamente por su sentido de la justicia, de la igualdad, de la solidaridad o de la defensa de las libertades. De este modo, El Viejo Topo quiere contribuir a renovar, desde una perspectiva crítica, un panorama que comprende lo económico, lo social, la cultura y la contracultura, la ciencia, el poder y su negación, la política y el pensamiento, dirigiéndose a quienes no se conforman con lo que las cosas parecen, y quieren saber lo que las cosas son.
Ahora, para celebrar esos treinta años, Jordi Mir ha efectuado una antología con algunos de los textos más interesantes de aquellos años, que se reproducen en edición facsímil. Son textos que dibujan, mejor que cualquier ensayo, cómo éramos y cuáles eran nuestros sueños en aquellos creativos y vibrantes años setenta. Y que también nos muestran el tamaño de la derrota.
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