martes, marzo 08, 2011

8 de marzo

hay varias cosas que me gustaría decir este día, pero la primera es la que mi amigo el Güero ha enviado por email: un texto sensible y muy de la escuela del tal sup. Esa escuela que tocó la sensibilidad poéticosocial de un chingo de mexicas. Va entonces su reflexiòn sobre el ser mujer en este mundo, ahora, en ese México desangrado, ahora...


=EVA=

Siempre he pensado que en este día, más que mandar flores o tarjetas, se deben compartir palabras que se traduzcan en un homenaje grande y respetuoso para con las mujeres con las que hemos compartido el camino, la vida, el futuro, la esperanza y el amor.

Este día siente mi corazón que es de reconocimiento a una vida de lucha y compromiso. De reconocer la sensibilidad maravillosa que tienen para hermanar solidariamente el paso con las causas más bondadosas que la historia solicita.

Las mujeres –lo he dicho muchas veces- han marcado mi vida, y he pensado mucho en que debí escucharlas mejor. Lo que he visto que han hecho las mujeres con las que he caminado no habría papel suficiente para escribirlo. Así que como no puedo hacer esa titánica tarea, que estas pequeñas palabras, que estás respetuosas líneas, sirvan como un homenaje sincero, fraterno y respetuoso.

Han conquistado el mundo, pero hace falta mucho por andar en estos caminos difíciles que nos ha tocado recorrer. Todavía falta un considerable trecho para echar las campanas al vuelo. Y cuando sea así, ojala pueda estar con ustedes para celebrarlo juntos.

Déjenme contarles de una niña, de esas que se quedan para siempre. De esas futuras mujeres por las que vale la pena arriesgarlo todo para construirle un futuro mejor y digno… Acompáñenme pues, del brazo pa que se sienta bonito, a que les platique de ella. Se llama Eva.

Debe andar alrededor de los 5 años y me recuerda a la Eva de la selva, la del Heriberto, de la que escribían los zapatistas de Chiapas. Sus ojos negros son grandes y alegres, cuando sonríe una cadena de perlas blancas resalta en su boca. Dientes perfectos, sanos. Eva se planta frente a mí en la mesa y recargando sus brazos apoya su cabeza en ellos cuando los cruza, poniendo su barbilla sobre el más alto a manera de colchón. Me sonríe nuevamente, me pregunta mi nombre, “Abraham pero me dicen el Güero”, ella sonriente y abierta me dice: “Hola Güero” y no me quita su mirada alegre de la mía. Le pregunto cómo se llama y me responde Eva, “Hola Eva”, ella sonríe y abriendo sus ojos emocionada me hace parte de su alegría “Aquí voy a aprender a leer y luego a contar…Mira allá está mi maestra” Después de intercambiar sonrisas y antes de salir corriendo grita “Adiós Güero” y dándome la espalda echó a correr contenta perdiéndose de vista en la oscuridad del campamento. Estoy seguro de que nunca la voy a ver nuevamente en mi vida.

Eva bailó “El Son de la Negra” el 14 de febrero con un vestido rosa, lleno de cintas de colores. La gran falda llena de olanes mariposeaba al son que le tocaban. Y su sonrisa flotaba grande y contenta por el aire que nos la acercaba.

Eva es una niña indígena de la región de Ometepec en Guerrero, hija de Jornaleros Agrícolas Migrantes, nieta de jornaleros, tataranieta de jornaleros y su subimos a su árbol genealógico seguramente desde hace tiempo su familia se dedica a estas labores del campo. Eva es pobre, Eva es mujer y Eva es una niña. Ella es un ejemplo de lo que la alegría de estar aprendiendo hace en los corazones. Eva va a la primaria del PRONIM que se encuentra en el Rancho La Leonarda en Coahuayana, Michoacán; y en sus ojos se ve la alegría del que está aprendiendo. Al que le gusta que le enseñen cosas nuevas. Eva lo disfruta, su sonrisa lo testifica

Eva –me dicen las maestras- es de las que más ganas le echan a esto de aprender. Tiene mucho interés en escribir y en leer y en sumar y en restar y en contar.

Eva es una niña en un mundo duro, cruel. Su madre, su padre son jornaleros y trabajan eternamente en campo ajeno por un jornal, el cual no siempre es bueno, La vida de Eva empieza todos los días muy temprano cuando la levantan para irse a trabajar al campo agrícola. Antes del amanecer ella ya abandono la carpa que les sirve para tener un lugar donde dormir, que generalmente es en el suelo, sobre cartones. El frío mañanero y el rocío en el campo la abrazan provocándole temblores inconscientes. El amanecer los encuentra ya en el surco, no importa si es de jitomate, de pepino, de chile, de limón, de guayaba, la historia es la misma. Eva tristemente terminará recorriendo el mismo camino que sus antepasados

Ayer fue el primer día de clases que ha tenido en su vida ¿Terminará algún día la primaria?, ¿la secundaria le abrirá las puertas?... ¿Y luego qué?

Eva saldrá de la secundaría y ¿Qué alternativa tendrá?, ¿Qué expectativas puede tener para seguir avanzando académicamente?, ¿Qué posibilidades tiene ella de continuar al bachillerato? Y con ella, ¿Cómo hacer para evitar que esas ganar de aprender no se rompan y puedan ser las bases fuertes de una educación y de una academia mejor?

Eva crecerá en un mundo violento. Y más violento para ella, por ser mujer, más violento por ser una menor en estado vulnerable, violento por ser indígena y violento por ser una niña migrante. Violento por la pobreza que la rodea. Porque ser pobre en este país es lo peor que te puede pasar, todas estas son palabras que reflejan el total abandono de resto de la sociedad para con ellos

La vida de Eva será difícil, vivirá de surco en surco, viajará de campo agrícola en campo agrícola, cruzara casi eternamente frontera entre estado y estado. Viajará primero con la familia y luego, no pasará muchos años para que empiece a hacer su periplo con su propia familia. Confirmando con tristeza esa condena perpetua a la pobreza, al abandono…

Vivirá Eva una vida llena de limitaciones, será una vida dura y difícil, a sembrar y cosechar ha aprendido desde pequeña. Hoy sabe escribir y mañana sabrá contar. Su sonrisa crecerá con ella y esos ojos serán ventanas de esperanza de un mundo mejor donde una niña de 5 años pueda ser feliz.

Eva se perdió en la oscuridad del campamento pero siempre quedará en mi corazón iluminado por esa sonrisa que me compartió.

Esa sonrisa para mí, me confirma el compromiso que tengo para decirles que caminemos juntos, para evitar que el futuro de millones de Evas sea la esclavitud del campo. Que podamos abrir puertas de futuros dignos, de vidas menos duras. De que su sonrisa sea eso, la sonrisa de una niña de cinco años

Aunque nunca la volveré a ver nuevamente, nunca la voy a olvidar.

Este día yo prefiero honrar a la mujer que lucha todos los días, a la que construye un mundo nuevo, la que ha conquistado metas grandes, la que ha librado magnas batallas y oscuras tormentas, a la que forja esperanzas y entreteje futuros, a las valientes que nos han ensañado que es el coraje y el valor, a las que no abandonan nunca a los que quieren ni dan un paso atrás en la lucha diaria por la vida, a la que tiene corazón grande… y no deja nunca de sonreír

Pues lleguen hasta allá los abrazos más grandes, de esos que van cargados de admiración, de respeto y de cariño. Y los besos más ruidosos, de esos que hacen cosquillas pero hacen que uno se sienta contento.
Es un verdadero honor caminar a su lado. El Güero,
Valle de Guayangareo

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