sábado, septiembre 17, 2011

multipolaridades

A Tintin lo atacan las estrellas y los soles, las enanas blancas y los hoyos negros. La vía láctea completa y galaxias al di lá.
No lo dejan en paz. Está buscado trabajo en el diario. Diario buscando trabajo. Pero su paranoia acentuada por tanto tiempo de no percibir por su quehacer ninguna retribución y, lo peor, de vivir en un terreno hostil, ya lo tiene a punto de implosión.
Me pregunto si la esquizofrenia, o la bipolaridad que le llaman ahora, o será maniaco-depresión, eso que te tiene de un mundo a otro, como principito, de realidad en realidad, de desierto en desierto... Me pregunto, digo, si no será hereditaria.
Y no solo hereditaria sino epidemia. Porque parece que to'o mundo anda en las mismas. Deseando estar en otro lugar, que seguro es mejor. Con un clima más fresquito, o más cálido, asegún. Con gente que sea más solidaria y honesta, de esa que había antes de que Foucault nos hablara de la plaga del individualismo neoliberal. Miro en el metro y leo sus historias, y si, casi todas, todos, van metidos en realidades alternas con suerte literarias, pero más seguramente de revistas llamadas del corazón, endilgándole a este órgano la concentración de cursilería y banalidad más nefasta. La alteridad de las bodas de princesas, las de las vidas de otr@s aparentemente más afortunados o -qué alivio- más jodidos que uno, si lee el diario . Hay que huir de aquí, que nos persiguen, nos quieren matar. Dejarnos sin órganos. Sin comer, sin casa, sin cañas. Ya no hay confianza. Caray!
Este mundo se nos cae. Se vuelve contra nosotr@s. Se multiplica como cabeza de hydra, la hydra ésta. Y sus hijitos.

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