sábado, noviembre 11, 2006

el aliento de la Diosa

Cuando tuve la verdadera fortuna de estar en Banff (si, soy una Banff survivor), entre lo que más me causó un asombro infinito fue la cercanía del cielo, la luna llena inmensísima, las estrellas tocando las puntas de los árboles. Pero la maravilla más grande fue presenciar como el cielo se encendía y comenzaba a danzar: el aliento de la Diosa, las auroras boreales, los colores inverosímiles que cubrían el firmamento en un movimiento cadencioso. ¡Madre mía! ¡qué regalo!

Las auroras, o Northern Lights, luces norteñas, son el resultado de el viento solar, al encontrarse con el campo magnético terrestre, y visibles solo en las altas latitudes del planeta. Ayer un buen viento regaló estas bellezas:

esta chulada fue tomada por Sauli Koski en Kittila, en la Finlandia Lapona la noche del 11, o sea, hoy.

y esta por Nocolás Zea, fotógrafo colombiano que vive en Skelleftea, Vasterbotten, Suecia:

no son en verdad alucinantes? me cae que no hay photoshop de por medio.

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