jueves, diciembre 21, 2006

Yule-final

Las posadas y sus peregrinos se remontan también a distintas tradiciones muy anteriores: en Gales y otras partes de Inglaterra todavía se lleva a cabo una antiquísima y extraña procesión: un cráneo de caballo –real o de madera- es adornado con listones y campanas. (se sabe que el caballo era sacrificado por los vikingos en honor de Odin, así como el jabalí en honor de Freya, para auspiciar un año próspero). Hombres jóvenes vestidos grotescamente lo llevan de casa en casa cantando versos improvisados solicitando la entrada. Los habitantes contestan y se establece una competencia poética: si los del caballo pierden, se retiran a la siguiente casa, pero si ganan son premiados con la entrada para gozar de bebida, pasteles y tal vez dinero. En galés la cabeza de caballo se llama Mari Lwyd.

Otra versión es la de Wassail, una bebida festiva a base de sidra que se llevaba por el vecindario en un recipiente de madera, encabezando la procesión de puerta en puerta, con cantos de benevolencia y buenos deseos. En algunos lugares se rodea un árbol y se le canta, aparte de brindar con wassail por su fructificación, como representante de la Naturaleza toda. Al término del brindis se vierte el resto de la bebida en el suelo alrededor del tronco. En los países de la Europa Oriental se realiza la Koljada ( del eslavo Kolo, rueda), que es una procesión muy similar. La gente se disfraza de animales y, acompañados de un niño a caballo que simboliza el Nuevo Sol cargan una rueda solar con una vela en el centro y cantan de casa en casa.


En Italia la llamada Bruja Bafana, junto con su consorte Bafano, un grupo de músicos y un caballo, cantan de casa en casa e igualmente son recibidos con vino y algo de comer. Esta tradición se repite, pienso, en Veracruz y la Huasteca con la Rama y, ¿acaso nuestras piñatas tradicionales no son soles coloridos que al romperse ofrecen abundancia? Bafana no solo recorre las calles con su canto sino que el 6 de enero llena los calcetines de los niños con dulces. La noche del solsticio el dios nórdico Ingvi Freyr monta su jabalí trayendo la luz y el Amor. Jul es el comienzo y el final de todas las cosas. La oscuridad y la luz unidas. Es festival de alegría, de festejos y regalos. De compartir el gusto por la vida. Wotan –uno de los nombres de Odín- sale de Cacería y si los niños dejan sus zapatos llenos de heno y azúcar para Sleipnir, su caballo de ocho patas, Wotan les deja a cambio un regalo. Nik es otro nombre de Odin, y San Nicolás llega a América con los holandeses inmigrantes, aunque el Santa Clos actual nace en el siglo XIX.

Wotan (Odin) y su caballo Sleipnir, grabado de Islandia

Las celebraciones de Yule duran 12 días. También las nórdicas. En 567, el Concilio de Tours proclama los 12 días -del 25 de diciembre al 6 de enero- como sagrados. Y así como seguimos celebrando sin saberlo el renacimiento del sol junto con el de el Niño Dios, así casi todas las costumbres relacionadas tienen un fuerte sabor pagano. Los elementos decorativos tienen todos una razón ritual: las velas encendidas son los remanentes de las hogueras encendidas en honor al recién nacido y al Leño o Tronco de Yule, que se cortaba y llevaba a casa con gran ceremonia. Este tronco, de fresno o de roble, se colocaba en el hogar y ante él se hacían libaciones de aceite, sal y vino y se decían oraciones por el ciclo que comenzaba, antes de encenderlo con un trozo del tronco quemado el año anterior. Este tronco se convierte en el árbol (en general un abeto, que se da en las regiones más altas y frías), decorado con velas y ahora luces, simbolizando ese fuego solar. Junto con las ramas y esferas rojas que decoran también los espacios, el árbol es una manera de mantener siempre la naturaleza viva como esperanza. El acebo es un árbol que en invierno no pierde las hojas y que produce bayas rojas. El muérdago también. El abeto, el pino, el junípero y el cedro están presentes en coronas, que además de proporcionar el color verde del follaje producen aromas deliciosos que contribuyen a un ambiente muy especial.

La celebración del Solsticio de Invierno ha tomado muchas formas y absorbido la influencia de muchas culturas hasta desembocar en la moderna industria navideña, pero la simplicidad del mensaje de luz y vida ha permeado los tiempos y a pesar de comercialismos y liturgias, continúa teniendo un poderoso efecto sobre todos los celebrantes, tanto adultos como niños. Después de todo, el Solsticio –y hoy más que nunca- nos trae el renacimiento de la fascinación y la maravilla. Y mientras tanto la Diosa atiende a su recién nacido y descansa de las labores de parto para preparar el cambio y el crecimiento de las estaciones que vienen.

¡Bienvenido sea todo! Bienvenido todo lo que ha sido, lo que fue y lo que esperamos que sea, en tu refugio debajo del acebo, en tu lugar alrededor del fuego navideño, donde lo que se sienta tiene el corazón abierto! Charles Dickens

1 comentario:

Kova d Onga dijo...

Me encantó esta entrada, es como sentarse ante el fuego-refugio y escuchar las viejas historias de la tierra, del universo.
Gracias Elisabeth, recibe un cálido abrazo con mis mejores deseos para el año entrante.

Recuerdo siempre un ambiente muy especial y cercano cuando entraba en el corazón de Cymru.

Besos,

Kova