y recibimos el atardecer dentro del nathan's, un clásico del hotdog con sauerkraut. Ahí conocí a dos nativos de Brooklyn, la madre y el padre de Jill. Divertidísimos. Los hotdogs, ok.
y después del tentempié salimos a la helada ya noche a recorrer Astrolandia
con sus seres detenidos en el tiempo
en la eterna sonrisa
en el silencio congelado
en el pasado
les cuento que después de eso, nos introducimos al mundo ruso-niuyorkino. porque esta ciudad es muchas ciudades. Comimos entre rus@s y vagamos entre ell@s. Como lo hice en la NY dominicana, paquistaní, poblana y coreana....me faltó tiempo para recorrer las otras niuyores
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