Esta imagen desde la ventana.
bajo el sol de la incipiente primavera -suficientemente a plomo como para que el sacrificio se elevara al cubo-, quienes participaron en estos viacrucis dejaron en las calles sudor y lágrimas y, con suerte, uno que otro pecadillo. Reconocieron sus faltas ( y sus sobras) y se prometieron "ahora si, me cae que ahora si".Pero sabemos que muchos otros, la inmensa mayoría, se la pasó en algún rinconcito con sol y agua. Playas reales y chilangas, balnearios, laguitos, presas, fuentes.... donde sea que pudieran lavar sus faltas y secarlas al sol para olvidarse un rato de la culpa, la cruz que hay que cargar de a diario como eterna penitencia.... como eternos pecaores
o, en otras latitudes y altitudes (aclaro que solo las que están bajo la influencia del viejo imperio romano y anexas), además y a falta de sol, la búsqueda pagana de huevos (y no solo quien se considera tal debiera buscarlos y encontralos) llena de esa sensación de misterio a la infancia.
y bien, esta semanita tuve la visita de mi madre bohemia. Visita que nos permitió a ambas salir de la rutina. Cortamos corazones, fuimos al mercado independencia, hicimos salsa verde, nos fuimos al cine, hablamos de mi papá, vimos fotos, comimos muchos duraznos, jugamos dominó!
El día del mercado (jueves) lo recorrimos todo. Por fuera y por dentro:
y como mi mami es tradicional y lleva eso de estar en cuaresma y se sacrifica no comiendo carne
(aunque no se fue de peregrina ni se salió al sol), el domingo nos desquitamos haciendo una carnita asada en el minijardín -muy a pesar del colibrí. El asador, o anafre, es especial. De barro hecho en un pueblito cerca de Mazatlán. Sinaloa. La rejilla cortada y soldada por Amadís cuando estaba en secundaria.
hénos aquí (la foto también es de Amadís)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario