miércoles, abril 23, 2008

diálogo entre ellos -los poetas


no pude resistir la tentación divina de traerme de uno de los links de la bitácora del maestro Juan Gelman
estos dos poemas a los que Merlin Stone, entre otras muchas, tendrían muchos argumentos que aportar....

van:

Preguntas

"lo que hacemos en nuestra vida privada es cosa nuestra" dijeron
las Seis Enfermeras Locas del Pickapoon Hospital de Carolina
mientras movían sus pechos con una
dulzura tan parecida a Dios

¿y si Dios fuera una mujer? alguno dijo
¿y si Dios fuera las Seis Enfermeras Locas de Pickapoon? dijo alguno
¿y si Dios moviera los pechos dulcemente? dijo
¿y si Dios fuera una mujer?

corrían rumores acerca de las Seis
las habían visto salir de hospedajes sospechosos con una mirada triste
en la boca
las habían visto en una cama del Bat Hotel
las habían visto fornicando con sastres zapateros carniceros de toda
Pickapoon

¿y acaso Dios no sale de los hospedajes con una mirada triste en la
boca? alguno dijo
¿y si Dios fuera una mujer?
¡tetas de Dios! ¡blancos muslos de Dios! ¡lechosos! dijo
¡leche de Dios! gritaba por los techos de toda la ciudad
así que lo quemaron

hicieron una hoguera alta al pie de la colina del Este
y también quemaron a las Seis Enfemeras Locas de Pickapoon
todas eran rubias y cada día habían visto a la muerte trabajar
eso es todo
así acaban con los temblores mortales e inmortales en Carolina y
otros sitios de Dios

¿y si Dios fuera una mujer?
¿y si Dios fuera las Seis Enfermeras Locas de Pickapoon? dijo alguno.

Juan Gelman


Si Dios fuera mujer

¿Y si Dios fuera mujer?/ pregunta Juan sin inmutarse,/ vaya, vaya si Dios fuera mujer/ es posible que agnósticos y ateos/ no dijéramos no con la cabeza/ y dijéramos sí con las entrañas.

Tal vez nos acercáramos a su divina desnudez/ para besar sus pies no de bronce,/

su pubis no de piedra,/ sus pechos no de mármol,/ sus labios no de yeso.

Si Dios fuera mujer la abrazaríamos/ para arrancarla de su lontananza/ y no habría que jurar/ hasta que la muerte nos separe/ ya que sería inmortal por antonomasia/ y en vez de transmitirnos SIDA o pánico/ nos contagiaría su inmortalidad.

Si Dios fuera mujer no se instalaría/ lejana en el reino de los cielos,/ sino que nos aguardaría en el zaguán del infierno,/ con sus brazos no cerrados,/ su rosa no de plástico

y su amor no de ángeles.

Ay Dios mío, Dios mío/ si hasta siempre y desde siempre/fueras una mujer qué lindo escándalo sería,/ qué venturosa, espléndida, imposible, prodigiosa blasfemia.

Mario Benedetti

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