“¡Contra la decadencia y la depravación moral; por el cultivo de la raza y las costumbres arias en la familia y el Estado! Entrego al fuego la obra de Heinrich Mann, Ernst Glaeser y Erich Kästner”, se escuchaba en la radio alemana el 10 de mayo de 1933, una transmisión en vivo desde el acto cúspide en la Plaza de la Ópera –hoy Plaza de Babel. Aquella noche de aquelarre en Berlín, presidida por el ministro de Propaganda de Hitler, Joseph Goebbels, fue imitada por otras 22 ciudades universitarias, lanzando al fuego la obra de unos 300 autores, no sólo judíos, también comunistas, socialistas, pacifistas o considerados “degenerados”, alemanes y extranjeros.
“La idea de la quema de libros se la propusieron a Goebbels las universidades, fue una operación realizada fundamentalmente por el cuerpo de profesores; incluso Goebbels al principio no estaba muy convencido de comenzar así el mandato de los nazis, le parecía una barbaridad eso de tener que quemar libros”, afirma el politólogo español Ignacio Sotelo, quien participó en una mesa redonda sobre el significado histórico de la quema de libros, organizada por el Instituto Cervantes de Berlín, que se realizó en la capital alemana en estos días." Cierro cita.
Recordemos incluso que cuando se empezó a escribir el conocimiento, que antes era por vía oral, era privilegio único de la iglesia el leer y el escribir. Y que gracias al buen Guttemberg y su imprenta, el conocimiento pudo empezar a democratizarse. Y entonces, en su nacimiento conlleva el peligro.
cito: "La quema de libros sigue siendo una práctica para aniquilar no sólo las obras considerada blasfemas o subversivas sino también para destruir la identidad cultural, religiosa, étnica o política. En 1992 por órdenes de Radovan Karadzic fue quemada la Bibliteca Nacional de Sarajevo, que albergaba tres millones de libros y manuscritos. En 2005 fue quemada la obra del Premio Nobel de Literatura, Orhan Pamuk, que criticó la política turca frente a la población kurda. "
Por supuesto, ahora los alemanes cargan con esa otra culpa del nazismo, la quema de libros en la ahora Babelplatz. La foto anterior es una vista nocturna del memorial a este hecho de fuego pero oscuro de espíritu, en el mismo sitio en que se efectuó la quema. Tal vez por eso está bajo tierra. Cada espacio debiera ser ocupado por los libros incendiados en Berlín y las otras ciudades universitarias. (Paradoja? Según Sotelo, hay que conocer las Universidades por dentro para darse cuenta de que el odio por los libros nace de la envidia de muchos de sus profesores).
La foto a la izquierda muestra el nuevo memorial, en la misma Babelplatz, que se atreve a sacar de su oculto librero al menos algunos nombres de los autores mandados a la hoguera en 1933.
leer o no leer? y a dónde enviar la envidia?
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