El otro muchachón de mi lista de privilegiad@s es mi amigo Rolf Brüggemann, sicóloco, amante del arte y artista del hule él mismo, con ese duende que le mueve a jugar en ese filo, ese borde entre el juego y el goce, la locura (o loquera) y la creatividad.
Rolf vive en Zell u A, o sea, Célula bajo la Montaña de Robles, en Baden Wüttemberg, al sur de Alemania. Trabaja en el manicomio de la zona, en Goppingen, el Christopsbad (el baño de Cristóbal). Su trabajo ahí es en la clínica de día, donde se da consulta digamos externa, pero principalmente su energía la ha puesto en el Museo del Hospital, llamado Museele, el museo del alma.
Ese Museo, construido en una pequeña ala de la casona del Cristophsbad, es una muestra muy conceptual de lo que es la locura, tanto la que afecta a algunos seres desafortunados como la mil veces peor de los loqueros. Esto lo vemos en la museografía histórica, con fotos e instrumentos de verdadero terror. Desde los baños helados en invierno, a los electroshocks al sumbute de medicamentos apendejadores. Entre todo esto, Rolf llenó de arte el espacio, con instalaciones (como la de la derecha, para la cual se pudo a conseguir velices viejos en los mercados de pulgas que abundan en maravillas casi regaladas).
Rolf es un cole.ccionista, por cierto. Un buen día decidió utilizar las cámaras viejas de la tienda de bicicletas abajo de su casa y tejerlas. De ahí han brotado cuadros tanto como objetos, y una búsqueda formal que lo mantiene entretenido (mantenía? la verdad no se en qué anda últimamente).
y el caso es que envío desde aquí (y en su inbox) un saludo inmenso a Rolf hasta Zell, y si está Suizanna con él, pues también. Y de paso a Abram, Marijke, Gisela y a toda la banda!!!!!
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