la primavera llega y me siento una tonta cargando tanta ropa invernal. Incluso deseo el frío! bueno, es verdad que hay sol, que los brotes se asoman por todos lados e incluso muchas flores rompen la monotonía gris del entorno, pero el viento sigue frio y hace necesario cubrirse....aunque no tanto.
Mi último día en Gijón fue para ir a La Laboral, la ciudad de la cultura, un complejo construído en tiempos del dictador, con aires monárquicos que en sus interiores albergan distintos estilos que no corresponden con el exyterior, pero que al final son interesantes. Ahí visité lo que me interesaba, el Centro de Arte contemporáneo. Muy de avanzada con mucho presupuesto. Conocí a Rocío, que trabaja ahí y es una mujer majísima en verdad.
Luego me alcanzó Conchi. Comimos junto con los estudiantes y fuimos al Museo del Pueblo Asturiano,
donde tienen una muestra de la diferente arquitectura regional,en especial los hórreos, que me hacen creer que son los orígenes de las trojes michoacanas. No lo dudo nada!solo más bajos y de columnas basales más alejadas de la tierra, pero de coinstrucción idéntica.
Después fui a pagar tributo a la escultura emblemática de la ciudad: el Elogio al Horizonte del maestro Chillida, sobre el cerro de santa catarina, en el extremo más norteñoel camino hacia la escultura incluye el viejo puerto, con sus mujeres y hombres paseando o sentados a los pies de oscurísimos árboles desnudos
ésta es Asmahan Medinet, quien fue mi primer contacto gijonés, y quien me enseñó la palabra árabe para Hogar. La conocí la última noche, caña mediante, en el café de los Picos de Europa..
y este es mi propio elogio al horizonte. No me quiero ir, aún estoy ahí....no quiero, así que vuelvo pronto
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