Y claro, en Gijón hacía mucho frío también. Kova de Onga, Covadonga me recibió y cobijó en su casa llena de color calor y amistad. Ella organizó el taller (llamémosle así) sobre la Diosa Oscura. Y lamento no tener más libros, o mejor, lamento no tener una editorial que reimprima el libro de manera digna.
y bien, en Gijón existe un interés, un afán, una voluntad artística. Y algo interesantees que ofrecieron esas horribles cajas grises llenas de cables de teléfonos a jóvenes grafiter@s para cambiar el paisaje de las calles. Y estas son solo dos muestras.
al mar no lo pude saludar hasta despsués del taller y de la comida, llegué al atardecer, que no era tan tarde...y el color inapresable de sus aguas, la marea alta, el susurro mágico... el Cantábrico es entrañable.


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