martes, enero 26, 2010

fin de semana en la costa da morte: la mar

necesitaba escapar de la ciudad, y aunque había tenido una maravillosa mañana en el Spa de la Casa del Agua (regalo de reyes para las reinas!), se me dió la oportunidad via una llamada de María Marticorena. Hice las maletas en un tris y ahi te voy bajo la lluvia, la cuesta y la nave rumbo a Baldaio, ayuntamiento de Carballo (Roble), a su casa de campo. Al otro día salió un sol esplendoroso y nosotras enfilamos a las muy cercanas playas.
Primero el antiguo pueblo ballenero de Caión, edificado en una pequeña península, con un equeño puerto que hace doscientos años traficaba con ballenas.
viento, rocas, arena, mariscos bivalvos, magueyes!

visitamos la playa Razo, porque además de verla, María quería minchas, unos caracolines comestibles que le gustan (prestan) mucho, y la playa de Baldaio y sus marismas.
El paisaje marino me encanta. No solo la inmensidad y poderío del mar sino la vida que se nos permite atisbar al ir y venir las olas. Las rocas cargadas de ebullición vital. Seres tan extraños en un mundo extraño, ajeno, al que solo se nos permite acercar como predadores.

fascinante las formas en que la vida se deefiende a sí misma. Imaginar al ser que vive bajo la concha de la lapa, abrazado a la roca...
la conjunción mejillones-algas, que aquí parece un plato de ensalada de chef
esta colonia de caracoles en una pequeña grieta
o, en el mundo mineral, esta roca en una pequeña cueva donde escurre agua de manantial
la abundancia es real
y en las marismas, encontramos varias personas con las piernas en el agua, una arma (así el llaman) en forma de hoz agarrada al largo palo, buscando entre la arena de las orillas unos peces llamados peones
se necesita mucha paciencia y presteza, porque al rascar la arena con la hoz se desentierran estos extraños peces-lombriz y se detienen con la punta del pie para sacarlos con la mano. Este hombre llevaba apenas docena y media cuando llegamos, y fue el último en irse
los peones parecen charales, se comen igual, enharinados y fritos
estos peones eran la pesca de Áurea, una mariscadora que, junto con Lucía, estuvo charlando con nosotras por un buen rato. Los problemas de la gente del campo, del mar, son similares en todo el mucno. Los predadores mayores se encargan de mantenerles jodidos. Abajo, Lucía, que recordó a María cuando trabajó con mariscadoras hace unos años en un proyecto de fotografía.
la boca del río

1 comentario:

aimee dijo...

so beautiful!!