y aún hay más: Cuélebre-Quetzalcoatl

y nosotr@s en México y más allá tenemos nuestro dragón, cierto? solo que este es divino, todo un dios. No tiene patas pero si unas plumas de quetzal preciosas (valga la redundancia) y, según las culturas que lo adoraron a través del tiempo, era también la estrella de la mañana y del atardecer, o sea Venus, planeta que indica los cambios de estación y es muy útil para la agricultura (cosa que cada vez pasa más a la historia, verdad Monsanto???). Era además el dios del viento, por lo que insuflaba el aliento de vida a los seres terrenales. Guardián de tesoros de la tierra y de la sabiduría, como todo buen Cuélebre, Quetzalcoatl -o sus representaciones- precede los grandes templos y edificios teotihuacanos, toltecas, mayas, aztecas... (es un cuelebre mayor, pues).

Todo esto porque Vaquero Turcios vivió en México y otros países latinoamericanos (expuso en Lima, Santiago de Chile, la Habana, Sao Paulo, Río, Santo Domingo y en el MAM de la Ciudad de México), y este es un proyecto que hermana a un asturiano (Fermín Blanco) y una mexicana con sangre astur, o séase yo, para homenajear a un madrileño hijo de asturiano que hizo buena parte de su obra en esta tierra maravillosa que es Asturias.
Y porque además parte del proyecto es el recopilar las impresiones/recuerdos/anécdotas personales de la gente que ha vivido de una u otra manera esta escultura, como un homenaje social.

Esta parte, pues, se llama Cuélebre-Quetzalcoatl, nombre dado por Fermín y que enlaza los conceptos dragonianos o sea míticos, con la sabiduría popular y su manifestación y memoria.
Mi tarea dentro del proyecto es abrir los cauces a la energía de esa memoria astur que toca la piel aérea del cuélebre y vertirla en una amalgama de imágenes (como la de Pablo Pando), videos, textos, y lo que surja de cada quién, para convertirla en una obra participativa junto con la reproducción del Cuélebre que se realizará en el taller de Fermín Blanco con su Sistema Lupo.

Están invitadas, invitados a ser parte de este homenaje a alguien que ha transformado el paisaje geográfico y sensorial de todo aquel que pase por esa autopista cruzando Asturias.