Marcos Ana nació en enero de 1920. Es conocido no solo por ser un gran poeta sino por ser el que sobrevivió más años de prisión franquista: fue liberado después de pasar 23 tras las rejas de varias prisiones (Alcalá de Henares, Porlier, Ocaña, Burgos). Fue condenado a muerte dos veces y dos veces se libró de ella de milagro, en un régimen que aún en el 75 fusiló a 5 jóvenes.
El salir de la cárcel le significó un duro periodo de adaptación a la libertad, a la luz, a los espacios abiertos, a la gente, al movimiento. Al amor. Fue sacado de España y tomó París como base pero viajó el mundo para decir, para gritar, para clamar por la situación de los todavía presos de Franco, fuera y dentro de las cárceles.
Es un hombre dulce y guapo, a sus más de 90. Y es que
Pudo el ciprés más que nadie
Puñal agudo invertido
clavó su aroma en mi sangre
Puñal agudo invertido
clavó su aroma en mi sangre
Porque nunca tomó la revancha como bandera, la violencia del odio como combustible, sino todo lo contrario.
Estoy leyendo sus memorias: Decidme cómo es un árbol, que tienen un prólogo de Saramago. Retazos que brotan de la memoria, de los pasos sobre si mismos en la oscuridad de las celdas o los pasos largos y firmes bajo la luz del sol, a la sobra de un árbol que es tantos árboles y que ahora puede nombrarlos uno a uno.
Pero tiene un poema, pequeño, escrito en prisión un año antes de salir y que resume su vida y su corazón, el ideal de la utopía que acaso parece cada vez más lejana e imposible:
Autobiografía
Mi pecado es terrible:
quise llenar de estrellas
el corazón del hombre.
Por eso, aquí entre rejas,
en veintidós inviernos
perdí mis primaveras.
Preso desde mi infancia
y a muerte mi condena
mis ojos van secando
su luz contra las piedras.
Mas no hay sombra de arcángel
vengador en mis venas.
España es solo el grito
de mi dolor que sueña...
Mi pecado es terrible:
quise llenar de estrellas
el corazón del hombre.
Por eso, aquí entre rejas,
en veintidós inviernos
perdí mis primaveras.
Preso desde mi infancia
y a muerte mi condena
mis ojos van secando
su luz contra las piedras.
Mas no hay sombra de arcángel
vengador en mis venas.
España es solo el grito
de mi dolor que sueña...
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