jueves, enero 11, 2007

cuando solo vemos frente a nuestra nariz

y ni aún así vemos lo que tenemos enfrente...
cuántas y cuántos caminamos por las calles y solo vemos (y por lo tanto nos damos cuenta) de lo que tenemos enfrente: el carro que hay que evitar para que no nos aplaste, la chica con su mini, el chico que te mira, el borracho al que hay que evadir, los obstáculos de la mismísima acera) y dejamos pasar la maravilla que nos rodea: el cielo que se incendia como si estuviera en celo, las nubes que de repente son tornasoladas, la luna llena o apenitas nueva. O más abajo, las flores rojas de los colorines que empiezan a brotar, la cantidad impresionante de plantas medicinales que pisamos sin ver, el cambio constante que se manifiesta en el paisaje natural según pasan los días...
pareciera que nuestra visión urbanita (por calificarla de algún modo)es solo de un generalizado gris roto por los negros darkis y los colores de los tops con diamantina.... de las malditas imágenes vacías de una publicidad cada vez más rebasada por su propia saturación del espacio, por el sinsentido...y en estos mismos momentos, en que se hace tarde para llegar a casa, a la cita x, a nuestro rededor se desarrolla toda una multiplicidad de fenómenos que, si nos detuvieramos un segundo en nuestro frenético paso y nos dieramos cuenta de su existencia, nos enriquecerían la vida de una manera que es de agradecer: nos ubican en un mundo de misterio y belleza que va mucho más allá de la pequeñez humana de nuestra vidita -que lo es porque nos hemos permitido renunciar a la Vida que pudieramos vivir todos, todas.


por ejemplo, el cometa más brillante de los últimos tiempos, que se puede ver a ojo pelón al amanecer y al anochecer, pasa y cada día se nos muestra, y casi nadie se entera....nadie se entera

y nos metemos de todo, y nos queremos adormecer, y pensamos que la vida es un fraude.....pero la vida está ahi, la real
solo tenemos que notar lo natural, con lo que es, que está, que simplemente existe.




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