Estoy trabajando en una serie alrededor de los conjuros de amor, esos que no debe una (ni uno) hacer porque se violan las leyes cósmicas de no interferencia en la voluntad ajena y que siempre dan catastróficos resultados. O sea, funcionan, cierto, pero una se queda atrapada en una relación que se idealizó en un momento pero que después de un tiempo puede resultar insoportable...
Esta serie la comencé el año pasado, como en estas fechas, pero con el viaje a Austria y el torbellino de sucesos posterior a mi regreso (y del que apenas estoy saliendo), todo en el taller se detuvo. He seguido trabajando, claro, pero de distinto modo: digital y fotográficamente. Pero estoy de nuevo haciendo objetos, tengo las manos entintadas, las uñas negras (y moradas) y un rico cansancio. Aproveché el finde y el ímpetu, encontré la punta del hilo y -atando corazones- desenredo mi madeja. Espero que estén listos este mes.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario