¡Oh Alá!
Rompiste
en mis manos
el ánfora,que llena estaba de puro vino.
Me cerraste,
con furioso ademán,
las puertas del placer.
Derramaste
por el suelo
la bebida dorada,
que se me ha vuelto fango
en la boca contrahecha.
¿No estarás
un poco borracho,
Alá?
*
(Persia 1040-1121?)
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