El tambor anclado en su pecho, ese que tañía el son de la muerte, ese que era diana militar de aviso de fusilamientos y torturas ha cesado de cantar la canción de la muerte.
Desde el fondo del mar se levantan cientos de seres humanos devorados por la brutalidad Desde el fondo del océano, de los ríos, de los lagos caminan por las avenidas del dolor cientos de hombres con un destino certero, largas filas caminan a paso lento al encuentro de Pinochet.
Desde el fondo del mar emergen los detenidos desaparecidos.
Tiemblan las raíces de árboles jóvenes que han sido la tumba de hombres y mujeres muertos.
Por entre las piedras, la tierra, las raíces se levantan miles de manos elevándose hacia aquellos caminos olvidados.
Uno a uno, caminan a paso lento hacia un domicilio conocido.
Miles de muertos cruzan las calles de Chile, miles de muertos van tiñendo de huesos el desierto, miles de muertos van respirando envueltos en el viento.Tiemblan los andes, tiemblan los bosques y las selvas.
Los perros lloran, los pájaros callan expectantes.
Y es que este Horroroso Hematoma de la Historia tendrá su propio horrible infierno.
Andrés Bianque, chileno
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