¿Por qué ese día es el día de las mulas?...Bueno, eso ya es muy mexicano, pero mexicano de la ciudad de México donde al celebrar las autoridades eclesiásticas de la catedral metropolitana esta fiesta religiosa, siglos atrás, coincidían con los comerciantes que llegaban de los alrededores a vender sus mercaderías que acarreaban en mulas, dentro de huacales de madera colocados a los costados de la bestia. De ahí la tradición artesanal (del altiplano) de elaborar mulas o “mulitas” con hojas secas de elote u otros materiales, las que se acostumbra regalar en ese día, así como vestir a los pequeñines de blanco y a la usanza indígena, poniéndoles un pequeño huacal a la espalda que contiene frutas o pequeños trastes de barro, y llevarlos a la Catedral Metropolitana.
Ese día festejan “su santo” los que llevan por nombre Manuel. Pero el recuerdo del “día de las mulas” que duele a muchos mexicanos es la matanza de la Ribera de San Cosme el 10 de junio de 1971, vergonzoso acontecimiento que se conmemora el día de hoy, (aunque no es jueves de corpus) treinta y cinco años después.
Allí, donde no había corrido la sangre desde hace cerca de quinientos años, cuando en su huída pegó un gran salto el maldito carnicero Pedro de Alvarado para no ser muerto por los soldados de Cuitláhuac en la llamada “noche triste” y también, para que siglos después, le llamaran a esa vía, Puente de Alvarado.
Esa ruta, volvió después de tanto tiempo, a llenarse de cadáveres, sólo que esta vez, no de soldados españoles sino de estudiantes mexicanos sin macanas ni flechas o cuchillos de pedernal. Ellos afrontaron inermes las ametralladoras apostadas en las azoteas de algunos edificios y las varas de bambú manipuladas por asesinos profesionales a quienes Alfonso Martínez Domínguez, … sí, ese anciano que hace poco murió y que fue premiado con la gobernatura de Nuevo León por su repugnante hazaña y era entonces Regente de la Ciudad de México, bautizó como “los halcones”.
Quedaba mucho dolor por el genocidio de 1968, por eso entre otros requerimientos se exigía en la manifestación, justamente, la libertad de los presos políticos así como la reestructuración de diversas unidades administrativas educacionales, derogación de la ley orgánica de la Universidad de Nuevo León, el aumento al presupuesto nacional de educación, y, autonomía en el manejo financiero de las universidades. También, la desaparición de las siniestras porras y porros, mantenidos personalmente por el Presidente Echeverría, en varias entidades como Jalisco y Yucatán.
Todo esto condensado en un pliego petitorio de nueve puntos.El resto: echar a andar con las mantas desplegadas hacia el zócalo gritando consignas para allí, concluir la manifestación.
Ese fue el “pecado” que pagaron con su vida.
Después del genocidio de Tlaltelolco por cuenta del torvo chacal de Chalchicomula, ex Presidente Gustavo Díaz Ordaz, sólo pasados dos años y medio, la vil matanza que hoy conmemoramos, ordenada y coordinada por el desquiciado ex Presidente Luís Echeverría.
Los llamados “halcones” ejecutores materiales de los homicidios del 10 de junio de 1971, no merecen a mi juicio el nombre de ese cazador sagaz y de vuelo majestuoso. Tampoco el de “mulas” porque estas bestias podrían ofenderse. Tal vez el apelativo acertado se encuentre entre los animales coprófagos.
con información de Dzunum.
2 comentarios:
Sólo quiero agradecer la publicación de mi artículo sobre los hechos del 10 de junio de 1971 por parte de Elizabthrossmx.
Dzunum
y yo agradecer a Dzunum por su posición y opiniones, las que deben de hacerse conocidas por más público
un abrazo
E
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