Conocí a Jorge en 1994 en Pátzcuaro, después de su concierto de muertos en el ex Colegio. Fue uno de mis entrevistados en ese tiempo de periodista para Cambio. Nos hicimos amigos y coincidimos en el mismo sitio cuando expuse ahí El Camino de la Memoria y él hizo su concierto. He utilizado su música - con su permiso- en muchas de las axiones que he realizado, de Banff a Vilagarcía. Teníamos un cariño especial y una conexión por compartir cosas como el mundo prehispánico y sus múltiples escalones.
Diez años más tarde, en el 2004, fui invitada para crear la escenografía para su tradicional concierto de muertos: ánima sola, en el teatro Morelos de Morelia.
le hice una gran abertura al otro mundo, una fisura que abría la puerta entre los mundos, tonal y nahual. Ofrenda contemporánea para las danzas del Nok Niuk, la palabra de Ariane y el corazón del colibrí de este guerrero que se nos fue hoy a la mágica hora de las tres de la mañana.
Lo ví el lunes apenas, en la SECUM. Quedamos de vernos este fin de semana en el df, me daría nuevos discos para este nuevo viaje. Ahora cada quien seguirá el propio, como siempre ha sido, pero ahora él al Mictlán, con sus huesos y sus semillas. Yo al otro mundo nebuloso del futuro.
Acompañará al sol Jorge, cruzará el umbral cada que quiera.
Un abrazo inmenso para Ariane y su pequeña Eréndira
fotos de Gustavo Vega