viernes, marzo 27, 2009

nueva española

Mi hermana, Martha, recibió la notificación de que tenía ya su acta literal como española de origen en la embajada. Ella es la primera de quienes coordinan HyNE México con nacionalidad. Bien merecida, aunque dice que no se siente nada, su sonrisa de satisfacción me llega hasta acá.
El caso es que le hicieron una entrevista para un periódico virtual llamado Vaivél en línea y, aunque tiene varias imprecisiones, es bonita....si s epuede considerar bonita una entrevista. Guapa, pues. Aquí va, y si la quieren ver en el original, siguan este link


LAS NUEVAS ESPAÑOLAS: Martha González Rosas. Testimonio

25/03/2009.- Impulsado por un deseo de aventura, Alberto González Ordiales escapó de su hogar en Grado, Asturias, y tomó un barco hacia México; tenía 23 años, corría 1920. 89 años después, su nieta por fin ha podido heredar la nacionalidad; sin embargo, para Martha el pasaporte es una victoria pírrica, pues la historia de su vida ha estado siempre ceñida a España. ESPECIAL. Ley de la Memoria Histórica

“Me dieron la cita en enero y en 10 minutos estuvo todo resuelto”, cuando el 28 de diciembre el Gobierno español a través de su embajada en México publicó la convocatoria para que los hijos y nietos de españoles adquirieran la nacionalidad mediante la aplicación de la Ley de la Memoria Histórica, se pronosticó un tormento burocrático.

“La verdadera dificultad fue reunir todos los papeles, en mi caso el problema fue que mi abuelo se nacionalizó mexicano y en el acta de mi padre aparecía nacido en México y papá no podía ratificar la nacionalidad española porque había muerto”.

La Embajada de España en México tenía fama de hostil, además de pocos cooperativos eran groseros. Los primeros días en que por medio de tres anexos los hijos y nietos de españoles se pudieron nacionalizar, cientos de personas acudieron al edificio de la calle Galileo y fueron atendidos eficazmente, con respeto y rapidez, por un grupo de jóvenes burócratas, “aunque mi caso era raro, se mostraron dispuestos a ayudar y me dieron la cita sin poner obstáculos”.

A pesar de que su abuelo murió cuando ella tenía cuatro años, el raigambre asturiano fue lo suficientemente profundo como para trascender hasta los nietos “la cultura de España estaba en todo en la casa: en la comida, en las fiestas, en las conversaciones”, tan fuerte que hacía extrañar una tierra desconocida.

De niña, Martha se enamoró de la música española; Manuel de Falla y el flamenco la decidieron por la guitarra; cuando cumplió los 13, pidió a su padre, Carlos González, que la llevara al tablao Gitanerías, ubicado en la calle de Oaxaca número 15 en la colonia Roma, donde la máxima atracción recaía en la figura del músico oriundo de Gijón, David Moreno.

“Le pedí a papá que me lo presentara, entonces un día fue con él y le dijo que su hija quería aprender a tocar guitarra y mi volví su alumna”. Martha González es hoy una de las pocas guitarristas que mantienen vivas las raíces de la música española y como intérprete se ha exhibido en diferentes foros, destaca el Teatro Insurgentes.

Martha ha viajado varias veces a España, “sobre todo a Asturias, de donde era mi abuelo; incluso contactamos con su familia, quienes a pesar de que se escapó, lo perdonaron”.

Cuando el tiempo que podía dedicar a la guitarra comenzó a reducirse, se enamoró de un gallego y al poco tiempo se casaron; la vida con su esposo introdujo elementos de la cultura gallega a su idiosincrasia asturiana, contactándola con nuevas formas españolas.

Ahora que lo posee, un documento que la avala como española no significa para ella gran cosa, en realidad “siempre he sentido a España como un lugar natural para mí”.

Por lo pronto, tiene un viaje a España obligado, “mi padre nos encargó que echáramos sus cenizas al mar Cantábrico”; si bien, en estos días su hermana, artista plástica, se encuentra exponiendo en Oviedo, para ejecutar el favor la familia González ha planeado emprender un viaje que aún no tiene fecha.

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