Angélica Enciso L./Periódico La Jornada / Domingo 28 de febrero de 2010
Detrás del llamado de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) a que los países en desarrollo usen la biotecnología para acabar con el hambre y la inseguridad alimentaria está el interés de las grandes trasnacionales, cuyo único fin es obtener ganancias, señala Pat Mooney, director ejecutivo del Grupo ETC.
Este lunes comienza en Guadalajara la conferencia técnica internacional Biotecnologías agrícolas en los países en desarrollo, de la FAO, y Pat Mooney, uno de los pocos miembros de la sociedad civil que estaba en el comité asesor internacional, presentó su renuncia hace unos días. Consideró que los preparativos para este encuentro entre gobiernos y científicos están "irremediablemente sesgados y soslayan aspectos socioeconómicos y científicos claves".
El Grupo ETC es una organización mundial de la sociedad civil con sede en Canadá; tiene una larga historia de trabajo con la FAO y en temas relacionados con la biotecnología. Mooney agrega en entrevista que el organismo internacional habla de biotecnología en general, pero en el centro de ella están los transgénicos y a las empresas no les interesa solucionar esos problemas de hambre que señala la ONU, porque "los pobres no pueden pagar".
–Representantes de la FAO se quejaron de que en la prensa mexicana ya se señala que la conferencia de Guadalajara es para apoyar los transgénicos, y dijeron que además de estos hay otros desarrollos de biotecnología, ¿cuál es la diferencia entre ellos?
–La biotecnología abarca muchas cosas, pero lo que ahora está en debate en todo el mundo, lo real, lo que causa problemas, son los transgénicos. Los textos de la FAO y esta actitud de confundirlo todo, de insistir en no diferenciar los transgénicos como un problema y tratar de poner todo en un mismo saco titulado ‘biotecnología’ parece una cortina de humo para tapar los problemas.
"Sobre esta confusión han superpuesto la imagen de que la única salida para que los países del sur enfrenten el hambre es adoptar la biotecnología. Pero en la realidad, el núcleo de la biotecnología agrícola son los transgénicos, por lo que la conferencia de la FAO está promoviendo los intereses de seis multinacionales que controlan dichos cultivos en el mundo".
–La reunión va dirigida a que los países en desarrollo adopten estas tecnologías, para lo que recurren al argumento del hambre y la escasez de alimentos. ¿Qué hay detrás de esto?
–La protección de los intereses de la industria biotecnológica para obtener más ganancias. Dicha industria está controlada por trasnacionales, las cuales nunca se han interesado por alimentar a los pobres, porque ellos no pueden pagar. Prueba de ello es que de toda la investigación y desarrollo que registran las empresas, casi las dos terceras partes son rosas y crisantemos, no cultivos alimentarios. No les interesa el hambre ni los pobres.
–¿A qué atribuye el interés de la FAO porque esta reunión se realice en México?
–El mayor interés no fue de la FAO sino del gobierno de México. Creo que al ver lo sesgado del proceso, se propusieron como anfitriones, con la esperanza de lograr que una conferencia internacional declare que se necesitan transgénicos para poder alimentar el mundo en el 2050. De esa forma se sentirían legitimados, aunque estén destruyendo la diversidad genética del país y sus bases alimentarias.
–¿Qué relación hay entre Monsanto o Dupont con la FAO, y tendrán algún papel en la conferencia?
–En los documentos base de la conferencia, Monsanto es referida varias veces, siempre en forma positiva, a pesar de que esa empresa ejerce rutinariamente, mediante sus patentes monopólicas, enormes limitaciones para desarrollar investigación científica. Esto, además de los impactos sobre los agricultores, los juicios contra ellos, que no se mencionan. Parecería que el documento quiere lavar un poco la imagen tan degradada de esta trasnacional en el mundo.
"En la conferencia también estarán presentes las empresas. No se ha distribuido la lista de participantes, pero me sorprendería muchísimo si no hubiera ejecutivos de Monsanto en las delegaciones, por ejemplo, de Estados Unidos y quizá la de México y otras naciones. Siempre lo hacen, y de esta forma parece que en la conferencia hablan los gobiernos, pero en realidad lo hacen las empresas".
–¿Hay urgencia por propagar el cultivo de transgénicos?
–No hay ninguna urgencia motivada por causas reales, es decir, por necesidad de la gente. Sin embargo, para Monsanto, que virtualmente tiene el monopolio de los transgénicos agrícolas, es urgente romper las resistencias oficiales a los transgénicos, por ejemplo para avanzar en Europa, uno de sus principales mercados. Pero también les interesan los países del sur global, porque en muchos encuentran mayor "flexibilidad" gubernamental y les sirve para mostrar que cada vez hay más naciones que permiten transgénicos.
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