hoy, 5 de febrero, cumplo 3 meses de vivir en A Coruña y 3 y medio de estar en España, o lo que es lo mismo, de haber dejado México.
Mi aliento ahora es visible la mayor parte del tiempo y vivo recubierta de varias capas protectoras. De ropa y de las otras.
Vivo en un cuarto minúsculo si lo comparo con mi casa de dos pisos en Rey Tariácuri, por el que pago casi lo mismo, pero tengo la suerte de tener uso de cocina.
Mucha gente aquí me pregunta si me vine por las condiciones económicas que sufría y les digo que no, que para nada porque, como sea, me las podía arreglar y tenía en mi haber equipo (que tanto extraño) y un territorio dominado. Un prestigio incluso.
Pero todo eso lo abandoné hasta cierto punto, ya que lo vivido, lo construido, lo creado, lo que es, permanece siendo. Pero lo que estaba ya no está.
Ahora es otro
y en este otro inicio, uno nuevo, uno más en que mi vida se desdobla para ser de otra manera, con otra yo que soy la misma pero nunca igual, crezco con aromas distintos, con más agua en el ambiente, con nuevas sorprendentes maneras de vivir el día de cada día. Hago ahora cosas que no solía hacer, como cosas que estaban total y conscientemente fuera de mi dieta, como leche y azúcar, como papas (patatas, patacas) y huevo más de una vez al mes; como tomar vino blanco que daño me hacía. Y hasta mi pelo crece (y lo dejo)!
Aprendo a re-conocer tantas pequeñas cosas que solían ser ideas, recuerdos remotos, cuentos, historias de otras realidades, de otros mundos.
y las palabras tienen otras cadencias, sus sonidos se llenan de misterio. Se me develan significados que antes apenas intuía. Mi corazón se fortalece con una paciencia que sabe que vamos por buen camino. Porque estoy haciendo algo que de verdad quiero y sigo caminando hacia ello... sea lo que sea, que, como sabemos, saberlo no importa
han sido 3 meses y medio en que comienza a hervir el caldero de Ceridwen que guardo en mi plexo. Bulle con dulzura pero tenaz. He producido obra como hacía tiempo no lo hacía. Voy encontrando nuevas vetas que explorar e hinco el diente en ellas. Y no es que tenga solo el tiempo para hacerlo, sino el espíritu justo.
Esta nueva vida mía (ay, ¿ya cuantas llevo?)
me prometo que será de arte o no será, amor o no será, plenitud o no será.
Al fin y al cabo el mar está muy cerca y es tempestuosamente poderoso y seductor.
de tres en tres como buena hija de Diosa.... cabalgo caballo de madera y me adentro en este tigre blanco. Mi rosa de los vientos en mano, dispuesta a seguir el de aromas dulces.
Se que no será sencillo, pero no imposible.
1 comentario:
Acabo de descubrirte. Preciosa tu obra Elizabeth.
Ahí en esa Galicia vecina y "morriñosa" "No podrás impedir que la melancolía sobrevuele tu cabeza, pero sí que anide en ella".
¡Ánimo!
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