
Hoy estuvimos en su evento en Struga (después de comer en el mercado un plato de pancita a la makedonska), con la desventaja, para mi y para Paulo, de que sin saber la lengua, la larga lectura de textos se convierte en algo pesado en vez de disfrutable. Y como tenía frente a mi una colección de cabezas, usé mi tiempo en estas matas blancas de poetas bien ruquis




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