caminé Barna y por supuesto no pude dejar de visitar la Boquería, donde las bocas irremediaablemente se hacen agua. Iba con Rosario, que vive en Manresa desde hace 9 años. Ella es amiga de amigos en Morelia, y mpia también. Caminamos esa tardebajo una larga lluvia que no nos impidió movernos.
lluvia que trae entre tantos beneficios el brotar sutil mas majestuoso de los hongos y las setas en los bosques. Hongos que pueden ser vendidos a precios verdaderamente altos! Me recuerdan tanto a lo poco que extraño de Valle de Bravo! (aparte de mi hijo, claro)
y bien, estaba entre visitar la playa o regresarle la visita a Rosario y tomar el cercanías a Manresa, cosa que por supuesto hice.
Cuando vi esta montaña no dudé que sería Montserrat. Y acerté. Que impresionante.
Manresa es una ciudad que me gustó, tiene su historia y no está tan poblada por esos miles de edificios altos y cuadrados que rodean BCN y todas las demás ciudades españolas. Aquí el San Ignacio de Loyola formó la compañía de Jesús, pero también venden una charcutería de lujo, como este tocino con pimienta verde...ñamñam
pasé un buen rato con Rosario y con Luis en su pisito, que tiene vista a Monserrat. Comimos rico y tomé el tren de regreso para bajar a tiempo las maletas y esperar a Fo que me llevó a la estación. Apenas y justito.
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