Tenía que ser Cambio de Michoacán quien no dejara pasar desapercibido para el estado en el que viví por 17 años el trabajo que estamos haciendo en MMX::artistas mexicanas en el 2010. Juan Carlos Jiménez Abarca, historiador y crítico de arte que escribe para el suplemento dominical Letras de Cambio y publica además en su blog Mir(í)ada, lo hizo ayer, 28 de febrero, en una nota en que habla de la visión feminista del (bi)centenario manifestada en la frase acuñada por Mónica Meyer y Víctor Lerma, o séase Pinto Mi Raya: Yo no celebro ni conmemoro guerras, frase a la que me adherí desde un principio.
Habla además de feminismo, MMX y la anterior Nómada, de Pola Weiss, videoasta. Mujer que, además de guapísima, fue pionera del videoarte feminista en México.
va el texto, bajo el título de Centenarios y conmemoraciones: feminismo y videoarte
Lleva tiempo circulando una idea discordante al hecho de que, en el presente año, se den lugar las efemérides de los centenarios a manera de celebraciones. La consigna, más o menos estable en diferentes focos culturales donde he podido advertirla, dice: “Yo no celebro ni conmemoro guerras”. Uno de esos “focos” es la organización cultural Pinto mi Raya, impulsada por Mónica Mayer y Victor Lerma, artistas y gestores culturales, que desde este organismo realizan talleres permanentes de arte feminista abiertos al público, presentaciones de performance, e investigaciones bibliográficas y hemerográficas sobre mujeres artistas, teoría y crítica feminista. La consigna se les ha podido ver impresa en camisetas y gorras que él y ella portan, incluso en las fotos que pueden encontrarse en internet.
Otro “foco” es el proyecto MMX. Artistas Mujeres Mexicanas en el 2010. Un conjunto de 13 mujeres artistas se propone publicar obras cada 15 días, en medios digitales (en el blog ememex.wordpress.com), en torno al “concepto de identidad” de mujeres mexicanas. “Nosotras, al iniciar este proyecto, no estamos dentro de ningún programa oficial y, por lo tanto, ninguno de sus presupuestos. Somos de las que no celebran ni conmemoran guerras de ningún tipo y sabemos que éstas que ahora ocupan el imaginario político de nuestro país ni siquiera nos han dado una identidad sino un estereotipo.”
El grupo se encuentra disperso globalmente. Elizabeth Ross, por ejemplo, siendo coordinadora del proyecto, actualmente se encuentra en Coruña, España. El año anterior se montó Nómada. Las mujeres se mueven en el Museo de Arte Contemporáneo “Alfredo Zalce”, exposición coordinada por Ross donde mediante el video y la instalación se mostraban registros de exploraciones identitarias de mujeres artistas de diferentes países y mujeres habitantes de comunidades indígenas de Michoacán. Todas con la particular característica de encontrar marcada su vida por alguna forma de migración: quién se va, quién se queda.
Con el arte objeto, fotografía y artesanía (incluso los cofres de chuzpata estaban en venta) se exhibían realidades emocionales y experiencias vitales particulares: cartas al extranjero diciendo “Te extraño. Ya quiero que llegues. Cuídate”, cajones artesanales conteniendo objetos de valor simbólico para sus portadoras, la colección de botellas que contienen tierra de diferentes partes del mundo donde Ross ha puesto pie y vivido experiencias definitivas. De no serlo, cabe suponer que no habría conservado tierra de tal o cual lugar.
Los proyectos dirigidos a la exploración estética de la identidad del ser mujer son, como lo muestra su trabajo precedente, cuestión ya de trayectoria. Los comentarios sobre la obra de Ross quedan aquí pendientes. Por lo pronto vale apuntar que dentro del conjunto figuran Amerika Arzate e Ireri Castro; la primera, fotógrafa y editora independiente; la segunda, escultora con miradas a expandir sus medios de trabajo. Ambas se encuentran en Michoacán, por lo que representan, junto con otra integrante, aquellas que participan desde lo local.
Volviendo al primer punto, “yo no celebro ni conmemoro guerras”, cabría apuntar al margen que las celebraciones de los centenarios no giran precisamente en torno a la Independencia y la Revolución concibiéndolas como “guerras”. En cambio, la atención se dirige hacia éstas como “eventos culturales”, donde lo que se conmemora son los “hitos” definitorios de la Historia Nacional y lo que se celebra es la formación del Estado mexicano. Muestra de ello son las actividades de una inmensa parte de los aparatos académico, cultural y educativo, dirigidas a la revaloración histórica y cultural en México a través de festivales escolares, exposiciones y nutridos proyectos editoriales sobre aspectos de México en los centenarios.
Sí compartiremos la reserva acerca de dicha “celebración”, sobre todo cuando se atiende a los hechos recientes de la historia contemporánea mexicana, pletórica en paradojas, violencia e injusticia. Lo que interesa en esta ocasión resaltar es que tanto Pinto mi Raya como MMX. Artistas Mujeres Mexicanas en el 2010 adoptan una consigna que representa una voluntad colectiva por emprender la reflexión cultural durante este 2010 de manera distinta. Es causal que una característica común entre ambos proyectos sea la perspectiva feminista.
Hay que tener mucha claridad respecto a este término, pues los prejuicios que giran en torno a éste son descomunales y ampliamente difundidos. Karen Cordero e Inda Sáenz, en la introducción de Crítica feminista en la teoría e historia del arte (2007) aclaran: “Es fundamental reconocer que el feminismo no es –como todavía asumen algunos críticos poco informados en México- un dogma ni una teoría homogénea, sino una forma de ver y analizar el mundo tomando en cuenta la primacía de las relaciones de género como relaciones de poder, que estructuran tanto aspectos “objetivos” como “subjetivos” de la realidad social y cultural, así como la conciencia y la vivencia corporal y psicológica.” El feminismo no es una ideología ni una doctrina; es una teoría crítica de la cultura, pero no exclusivamente: también es una perspectiva vital, una valoración de la propia vida, y la vida en general. Involucra al cuerpo, la dimensión afectiva y el intelecto.
El Día Internacional de la Mujer tiene fecha del 8 de marzo y su próxima conmemoración tampoco es motivo de celebración sino de reflexión y acción. En la institución internacional de esta efeméride tuvo mucho que ver el movimiento feminista y las causas que le dieron origen hoy tienen vigencia. A la par, este año también se cumplen 20 años de la súbita muerte de Pola Weiss (6 de mayo), mujer nacida en México, estudiante de Ciencias de la Comunicación en la UNAM y en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos. Durante los años setenta fue considerada la artista de video más prominente de la escena mexicana, por pionera y por los temas de sus trabajos, constantes de principio a fin en su trayectoria: la vivencia del cuerpo femenino, la ciudad, las mujeres sometidas a fuerzas asfixiantes por la cultura androcéntrica.
Pertenece a la generación de artistas e historiadoras que integraron la acción profesional en sus campos a los cuestionamientos vitales desde el feminismo, en un tiempo en el que simultáneamente se vivía la transformación social de la “liberación femenina” y los movimientos de reivindicación social de los años sesentas y setentas del siglo XX. En uno de sus trabajos más representativos, Ciudad-Mujer-Ciudad (1977), compara las formas de edificios de la ciudad de México con el cuerpo de una modelo (Vivian Blackmore) en movimiento. La integración de video, danza, arte sonoro y performance que se aprecia los 18 minutos de la obra, es una constante en sus otros trabajos. Pero como comentó Rita Eder en conferencia magistral sobre Pola Weiss en el Simposio Internacional de Teoría sobre Arte Contemporáneo (SITAC VIII) el pasado febrero, las prácticas artísticas mayormente adoptadas por las artistas feministas contemporáneas fueron precisamente el video y el performance por la capacidad que estos medios muestran para vincular la práctica artística con la experiencia cotidiana, la construcción simbólica crítica y la conciencia de género. Aquí ya se pisan los terrenos del activismo, el cual es imprescindible no desdeñar.
Otro “foco” es el proyecto MMX. Artistas Mujeres Mexicanas en el 2010. Un conjunto de 13 mujeres artistas se propone publicar obras cada 15 días, en medios digitales (en el blog ememex.wordpress.com), en torno al “concepto de identidad” de mujeres mexicanas. “Nosotras, al iniciar este proyecto, no estamos dentro de ningún programa oficial y, por lo tanto, ninguno de sus presupuestos. Somos de las que no celebran ni conmemoran guerras de ningún tipo y sabemos que éstas que ahora ocupan el imaginario político de nuestro país ni siquiera nos han dado una identidad sino un estereotipo.”
El grupo se encuentra disperso globalmente. Elizabeth Ross, por ejemplo, siendo coordinadora del proyecto, actualmente se encuentra en Coruña, España. El año anterior se montó Nómada. Las mujeres se mueven en el Museo de Arte Contemporáneo “Alfredo Zalce”, exposición coordinada por Ross donde mediante el video y la instalación se mostraban registros de exploraciones identitarias de mujeres artistas de diferentes países y mujeres habitantes de comunidades indígenas de Michoacán. Todas con la particular característica de encontrar marcada su vida por alguna forma de migración: quién se va, quién se queda.
Con el arte objeto, fotografía y artesanía (incluso los cofres de chuzpata estaban en venta) se exhibían realidades emocionales y experiencias vitales particulares: cartas al extranjero diciendo “Te extraño. Ya quiero que llegues. Cuídate”, cajones artesanales conteniendo objetos de valor simbólico para sus portadoras, la colección de botellas que contienen tierra de diferentes partes del mundo donde Ross ha puesto pie y vivido experiencias definitivas. De no serlo, cabe suponer que no habría conservado tierra de tal o cual lugar.
Los proyectos dirigidos a la exploración estética de la identidad del ser mujer son, como lo muestra su trabajo precedente, cuestión ya de trayectoria. Los comentarios sobre la obra de Ross quedan aquí pendientes. Por lo pronto vale apuntar que dentro del conjunto figuran Amerika Arzate e Ireri Castro; la primera, fotógrafa y editora independiente; la segunda, escultora con miradas a expandir sus medios de trabajo. Ambas se encuentran en Michoacán, por lo que representan, junto con otra integrante, aquellas que participan desde lo local.
Volviendo al primer punto, “yo no celebro ni conmemoro guerras”, cabría apuntar al margen que las celebraciones de los centenarios no giran precisamente en torno a la Independencia y la Revolución concibiéndolas como “guerras”. En cambio, la atención se dirige hacia éstas como “eventos culturales”, donde lo que se conmemora son los “hitos” definitorios de la Historia Nacional y lo que se celebra es la formación del Estado mexicano. Muestra de ello son las actividades de una inmensa parte de los aparatos académico, cultural y educativo, dirigidas a la revaloración histórica y cultural en México a través de festivales escolares, exposiciones y nutridos proyectos editoriales sobre aspectos de México en los centenarios.
Sí compartiremos la reserva acerca de dicha “celebración”, sobre todo cuando se atiende a los hechos recientes de la historia contemporánea mexicana, pletórica en paradojas, violencia e injusticia. Lo que interesa en esta ocasión resaltar es que tanto Pinto mi Raya como MMX. Artistas Mujeres Mexicanas en el 2010 adoptan una consigna que representa una voluntad colectiva por emprender la reflexión cultural durante este 2010 de manera distinta. Es causal que una característica común entre ambos proyectos sea la perspectiva feminista.
Hay que tener mucha claridad respecto a este término, pues los prejuicios que giran en torno a éste son descomunales y ampliamente difundidos. Karen Cordero e Inda Sáenz, en la introducción de Crítica feminista en la teoría e historia del arte (2007) aclaran: “Es fundamental reconocer que el feminismo no es –como todavía asumen algunos críticos poco informados en México- un dogma ni una teoría homogénea, sino una forma de ver y analizar el mundo tomando en cuenta la primacía de las relaciones de género como relaciones de poder, que estructuran tanto aspectos “objetivos” como “subjetivos” de la realidad social y cultural, así como la conciencia y la vivencia corporal y psicológica.” El feminismo no es una ideología ni una doctrina; es una teoría crítica de la cultura, pero no exclusivamente: también es una perspectiva vital, una valoración de la propia vida, y la vida en general. Involucra al cuerpo, la dimensión afectiva y el intelecto.
El Día Internacional de la Mujer tiene fecha del 8 de marzo y su próxima conmemoración tampoco es motivo de celebración sino de reflexión y acción. En la institución internacional de esta efeméride tuvo mucho que ver el movimiento feminista y las causas que le dieron origen hoy tienen vigencia. A la par, este año también se cumplen 20 años de la súbita muerte de Pola Weiss (6 de mayo), mujer nacida en México, estudiante de Ciencias de la Comunicación en la UNAM y en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos. Durante los años setenta fue considerada la artista de video más prominente de la escena mexicana, por pionera y por los temas de sus trabajos, constantes de principio a fin en su trayectoria: la vivencia del cuerpo femenino, la ciudad, las mujeres sometidas a fuerzas asfixiantes por la cultura androcéntrica.
Pertenece a la generación de artistas e historiadoras que integraron la acción profesional en sus campos a los cuestionamientos vitales desde el feminismo, en un tiempo en el que simultáneamente se vivía la transformación social de la “liberación femenina” y los movimientos de reivindicación social de los años sesentas y setentas del siglo XX. En uno de sus trabajos más representativos, Ciudad-Mujer-Ciudad (1977), compara las formas de edificios de la ciudad de México con el cuerpo de una modelo (Vivian Blackmore) en movimiento. La integración de video, danza, arte sonoro y performance que se aprecia los 18 minutos de la obra, es una constante en sus otros trabajos. Pero como comentó Rita Eder en conferencia magistral sobre Pola Weiss en el Simposio Internacional de Teoría sobre Arte Contemporáneo (SITAC VIII) el pasado febrero, las prácticas artísticas mayormente adoptadas por las artistas feministas contemporáneas fueron precisamente el video y el performance por la capacidad que estos medios muestran para vincular la práctica artística con la experiencia cotidiana, la construcción simbólica crítica y la conciencia de género. Aquí ya se pisan los terrenos del activismo, el cual es imprescindible no desdeñar.
Publicado en el suplemento Letras de Cambio
Diario Cambio de Michoacán
28 de febrero 2010
la nota original: aquí
3 comentarios:
Felicidades Ross a ti y a todas las mujeres artístas que conforman el proyecto.
Tendras algún mail para contactar contigo?
Un abrazo.
si, cangrejita, en mi web lo encuentras!
besos
En el camino andamos, Elizabeth...
Puedes encontrar el texto que hice sobre Nómada en el siguiente enlace... http://miriadacolumna.blogspot.com/2009/08/las-mujeres-se-mueven-queman-sus-naves.html
Saludos, estaremos al pendiente...
Juan Carlos.
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